Le dijo que el amor era un sentimiento contra
natura, que condenaba a dos desconocidos a una dependencia mezquina e
insalubre, tanto más efímera cuanto más intensa
Gabriel García Marquez
Del amor y otros demonios
Hace unos días descubrí una serie de Netflix intitulada Black Mirror, me
encantó. Antes de hacer paréntesis en los paréntesis de los paréntesis, o como
diría mi querido Chipotin, te haces bolas papá, hoy sí organicé mis ideas. Así
que antes de entrar de lleno a la serie, quiero hablar un poco de esto y un
poco de aquello.

Un poco de historia. Mucho antes de la mal llamada Revolución Industrial,
Charles Darwin estableció (después de montones de análisis) las características
físicas que hacían atractivos a los hombres para las mujeres y al revés
también. En el caso de los varones son espaldas anchas, piernas fuertes, mandíbulas
cuadradas y antebrazos muy anchos, por aquello de que eso aseguraba que el
hombre sería un excelente cazador y proveedor para la familia. Por su parte la
mujer debería tener una cintura pequeña pero caderas anchas y un buen busto; es
decir, grande y firme, lo cual aseguraba que iba a ser una excelente
progenitora y aseguraría la supervivencia de los bebés. Con el paso de los
siglos, el poder adquisitivo se volvió una característica más importante y, ya
que las mujeres no son procreadoras, al menos ya no de tantos hijos, se dio
paso a figuras más esbeltas que son consideradas atractivas. Antes de hacer
este escrito y después de ver el episodio que quiero contar aquí, hice un
estudio antropológico (mitad por curiosidad científica y mitad por masoquismo),
dicho estudio fue relativamente simple, busqué en tres idiomas: francés, inglés
y español, esto: ¿Cómo ser más atractivo(a) para ella(él)? Literalmente vi
decenas de videos, admito que hubo cosas como la higiene bucal que me parecieron
bastante lógicas, pero hubo otras que se me hicieron la verdad, bastante
pendejas. De hecho, una de esas cosas tontas fue el factor común de todos los
videos, si quieres ser más atractivo(a) tienes que demostrar en las
redes sociales que eres popular, que tienes una gran vida social y conoces
montones de personas (interesantes o pendejas, eso no importa). Mientras más
demuestres en las redes sociales que tienes una gran vida social serás más
atractivo(a) para él/ella. ¿Te suena familiar? Seguro que sí.
El episodio del que voy a hablar hoy se llama Nosevide. Cabe mencionar que
cada episodio tiene un principio y un final, los episodios no están
concatenados. En este episodio a manera de ficción, se narra un futuro; no muy
lejano por cierto, en donde las personas valen según cuál es su calificación en
una especie de Facebook, todos tienen un móvil en el que dicha red social
siempre está activa, si dos personas se encuentran en vez de saludarse se
envían una calificación mutuamente, la calificación va de 0 a 5 estrellas. Si
llegan a comprar un café por ejemplo, le dan una calificación al cajero y el cajero
les regresa una calificación también, todo de teléfono a teléfono. En ese mundo
(no tan lejano) las personas ya no valen por lo que son, o por lo que tienen, o
por lo que saben, o por lo que sea que nos haya hecho valiosos hasta hoy, en
ese mundo ficticio (no tan lejano) la gente vale por su calificación en esa red
social, de manera que la sociedad (al igual que hoy) se divide en clases, pero
las clases van desde los 1 o menos hasta los 4.7, que es más o menos a lo que
todos aspiran. De manera que por ejemplo un 3.2 no puede entrar a ciertos
edificios y personas de 4.5 no se relacionan con los 3.9 y así sucesivamente.
En esa nueva sociedad (no muy lejana) la gente se la pasa pegada todo el tiempo
a su puto Smartphone de mierda, no pueden comer sin publicar su comida, inclusive,
la protagonista fotografía comida que no se come o no le gusta, pero que es
popular, va a correr para publicar que sale a correr, recoge recuerdos de la
infancia que no le importan pero porque es cool. La gente viaja sólo para
obtener una fotografía del viaje y publicarla, aunque el lugar al que va no le
gusta, todo con tal de ganar puntos. Yo le llamo a eso “la comezón del famoso”.
Este término lo acuñé al observar personas con las cuales conviví cierto
tiempo, que se emocionaban cuando recibían un like en Facebook, que su rostro
se iluminaba cada vez que recibían un comentario “lindo”, el 99.99% de las
veces de gente irrelevante, de la cual no van a obtener nunca nada, al menos
nada de valor y duradero. Lo peor, es que cada vez más lugares y aplicaciones
piden que te registres utilizando la puta cuenta de Facebook, cuando digo ¡no
uso Facebook!, o ¡no tengo Facebook! Me miran como si fuera un bicho raro. A
diferencia de ustedes, yo soy, verdaderamente libre.
Nosevide no está a la vuelta de la esquina, ya existe.
PD: Nunca serás ni te verás como esas personas a las cuales te quieres parecer, es triste, lo sé.
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