A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear
Marcel Proust
Es lunes seis de septiembre del 2027, voy camino de “la planta” hacia casa,
tengo un casco negro, lo sé porque lo estoy viendo en el espejo, tengo una
Bobber, se ve bastante nueva, no sé decir si es nueva o es porque yo cuido
mucho mis cosas, mi primera iMac, la que compré en diciembre de 2009, todavía
está en casa, bueno, en la casa en la que ahora vivo. ¿Por qué le llaman salto
cuántico si no hay ningún salto? –Pensaba en todo el camino-- No entiendo por
qué precisamente hoy estoy montado en esta motocicleta. Cuando tenía 35 o 36
años, no recuerdo, vendí mi motocicleta, mucha gente esperaba que cuando
cumpliera 40 me compraría una Harley, por aquello de la crisis de la edad, si
he de reconocerlo, no recuerdo haber tenido esa crisis, tampoco recuerdo haber
sentido cosas que sienten los pubertos, la famosa crisis de la adolecencia. Tal
vez cuando ocurrieron ambas yo estaba muy ocupado y las ignoré.
Pero aquí estoy, creo que esta es mi casa, bajo de la motocicleta y sí, es
una Triumph, nunca he tenido una Harley, creo que es cliché. Veo varios coches
y una enorme camioneta, supongo que la usamos para ir de Camping, ¿o la uso yo
solo? No recuerdo, estoy hilvanando las ideas conforme observo la escena. Sí,
esta es mi casa, me gusta el detalle de la puerta de madera. Hay un espejo
grande, justo al entrar del lado derecho, si hay un espejo enorme debe haber
una mujer cerca, ¿pero quién?, el espejo enmarca y cubre lo que al parecer son
las escaleras, que inician a un lado del enorme espejo, me quito el casco y
observo mis ojos, sí, sigo siendo yo, sonrío con la misma sonrisa retorcida,
ahora volteo de nuevo a mi izquierda y veo una puerta, ¡por favor, que sea un
perchero! –A huevo, sí es. Cuelgo mi chamarra negra que no tiene ninguna clase
de inscripción, no hay calaveras ni letreros gigantes que insinúen que yo
pertenezco a un club de motociclistas, claro, sería ridículo tan sólo pensarlo,
siempre fui un forajido y lo seré hasta que muera, pero aún falta mucho para
eso, si monto la moto lo hago yo solo, sin mostrar mi rostro, el papel de
fantasma, creo que siempre lo voy a recordar, es parte de mi y es parte de lo
que me hace ser yo.
Analicemos, hoy cumplo 51 años, el celular, sí, es momento de revisar el
celular, esto me ayudará a recordar mejor esta pequeña laguna. Ya son las 5:10
de la tarde, no hay ruido en la casa, ¿sigo viviendo solo?, ¿por qué hay
muebles?, ¿significa que alguien más vive aquí?, ¿sí es mi casa?, sigo a mi
izquierda, luego a la derecha, esa es la cocina, ¿qué son esos cuartos?, con
que esta es mi cocina, este de la foto soy yo, aquí hay una mujer, ¿me volví a
casar? No lo sé todavía, ¿por qué no puedo ver esa cara?, ah, ahí está el
patio, recorro la cortina de la puerta de vidrio y me dirijo al patio, ¡wow! Lo
hice, tengo una alberca y las paredes del patio son de piedra, que vista tan
chingona desde aquí. El celular empieza a vibrar, ah, sí, iba a revisar el
celular, recuerdo a todos estos, a estos otros ahorita recuerdo quienes son. Me
quito los tenis y los jeans, me quedo en calzoncillos y sin playera, ahora me
recuesto en una silla del jardín y abro una agua mineral, seguramente la tomé
de la cocina. Ahora me busco en Google, me reconozco.
Alguien entró en la cocina, me grita que no vaya, me preguntó si yo ya
había llegado
--Pingüino, ¿eres tú? --¿Es esto una pesadilla?, instintivamente contesto
que sí soy yo, me dice que no entre y que me tiene una sorpresa. Su voz no la
termino de reconocer, me asomo por la ventana sin que me observe pero sólo
puedo ver sus manos, está picando fruta.
Creo que esta parte sí la recuerdo, estábamos repasando un checklist, hacía
un frío que dolía hasta la médula, yo traía guantes de invierno y ella me dijo
pareces pingüino, ahí fue cuando supe reconocer la señal, antes de ese evento
yo estaba convencido que el amor apesta, pero ella me hizo cambiar de opinión,
ah, ya vi su nombre en el antebrazo izquierdo, bueno, más vale que sea el suyo
si no qué vergüenza, pero sigo sin ver su cara. El celular suena de nuevo, es
mi hijo Abraham, ya vuelvo, le contesto y regreso con ustedes lectores.
Estoy riendo, ¿en qué momento se le hizo la voz tan grave a mi pequeño
Chipotin? Aún recuerdo cuando veíamos la Bella y la Bestia los domingos, o
cuando íbamos a Cuck n Chesse, o cuando corríamos en el parque. Abraham es cómo
imaginé que sería.
Ah sí, les decía, ella me dijo pingüino, creo que así empezó todo. Tengo
más tatuajes de los que pensé que iba a tener, sé que es mi cuerpo porque estoy
metido en él, pero casi no lo reconozco.
Feliz cumpleaños papá, pero qué demonios, ¿otra vez soy papá?, ¿de una
niña?, ¿de dos niñas?
Esto debe ser una broma, me traen un plato de fruta, ándale canija, ya te
vi la cara, pues sí, las wercas se parecen a ella, ¡qué bueno!
No tengo claro por qué un plato de fruta en vez de pastel, si les pregunto
van a sospechar que estoy loco. He visto todo, me veo como me imaginé que me
iba a ver hace diez años, sigo escribiendo y de alguna forma logré resolver
todo para tener mayor tiempo para escribir y estar en casa.
--Muñecota, ¿por qué me dijiste pingüino?
--¿Ya lo olvidaste?, fue cuando
--¿Cuándo qué?
--Cuando…
Lo siento estimados lectores, creo que está parte genera interferencia al
reproducirla.
--¿Recuerdas que frunciste el ceño? No te gustó que te dijera así.
--Teorías de conspiración supongo, paranoia, qué se yo. Tal vez me recordó
algo que no quería recordar.
--Dijiste que era un Deja Vu.
--¿Por qué mi moto tiene estas letras? PNG—Ella tomó una servilleta y me
escribió esto: PNG=Pingüino.
--¿Te dije que odiaba ese mote?
--Sí, y yo te dije que yo estaba aquí para que ya no lo odiaras.—Contestó ella
muy segura de si misma. En este momento creo que la conocí cuando la debería de
haber conocido, cuando yo no necesitaba nada, cuando no tenía heridas de ningún
tipo.
Es muy extraña la vida, mi nombre es Francisco, a veces sigo sintiendo que
vivo en un sueño, mi nombre es Francisco, hoy cumplo 51 años, aún tengo mi cabello y mis dientes, más tatuajes de los que pensé que tendría, en la barba tengo una raya de canas demasiado blancas pero muy rectas, tengo todo lo que
un hombre puede desear y sigo sintiendo que esto que vivo es un sueño, lo que yo he deseado y lo que he temido me ha pasado, esperen, me está llegando un aviso de mi agenda de Google, el mensaje dice:
Hola, soy tú, hace 12 años renunciaste al miedo.
No tenemos miedo.
Ya me
voy, disfrutaré de mi cumpleaños 51 con las personas más importantes del mundo, Abraham viene para acá,
mañana voy a escribir cómo seré a los 61 años, algo me dice que tendré look de
Steve Morse…del Steve Morse de hace 10 años. Así será, me vale madre...
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