viernes, 22 de junio de 2018

Millenials y elecciones 2018


 La educación de una persona comienza dieciocho años antes de su nacimiento
Napoleón Bonaparte

¿Por qué hago este escrito? No es con afán de ir contra AMLO, de hecho me considero apartidista y creo que ningún candidato actual es digno de la silla presidencial; si acaso, Jaime Rodríguez, pero no estoy totalmente convencido. Este escrito está hecho a manera de reclamo a la población, es como un reclamo a un niño pequeño por haber roto un plato de esos que guarda la abuela para una ocasión especial pero que nunca cumple.

Al momento de escribir esto yo tengo cuarenta y un años, a lo largo de mi vida, he vivido varias crisis en México, así que si usted que lee estoy se enfurece por lo que voy a decir, permítame decirle que es su problema y sólo suyo; ya que, yo sólo voy a expresar mi opinión la cual no está sujeta a debate, menos por personas que no están conscientes de la historia.

Antes de empezar quisiera hacer una analogía a la cual recurriré más adelante. Supongamos que tienes una novia, y ella tiene algunos amigos atléticos y otros muy exitosos financieramente, y tú, por razones obvias te sientes menos, eres pobre, gordo, de brazos débiles y bastante flojo, no te gusta mucho trabajar, te despiertas tarde y comes desordenadamente, no haces ejercicio. Entonces las inseguridades llenan tu mente de ideas y te peleas con tu chica porque quisieras que estuviera encerrada sin ver a nadie, sin tener contacto con esos hombres que son mejores que tú. ¿Por qué ocurre esto? Porque es más sencillo responsabilizar a tu novia que hacer lo que debes hacer: comer bien, dormir bien, trabajar, aprender, hacer ejercicio, trabajar, en general, nadie te prohíbe ser la mejor versión de ti mismo, es tu flojera, y es un círculo vicioso, porque en todos los aspectos de tu vida te irá más o menos igual. Dejaré esto aquí y continuaré para volver al tema.

Nací en 1976, he vivido varias crisis, devaluaciones del peso, realmente bruscas, e inflación de hasta dos dígitos. Imagina que tienes hoy 500mil pesos, en un año esos 500mil te sirven para comprar como si sólo tuvieras 200mil pesos; es decir, sin hacer nada, en un año perdiste 300mil pesos, porque perdiste poder adquisitivo (la capacidad de comprar cosas). Yo recuerdo que en 1994 junté dinero para comprar unas botas, eran unas Red Wings, mi error fue no comprar los dólares, en 1995 amanecimos con el dólar casi tres veces más caro, sí, no tres pesos, tres veces más caro. Eso era relativamente común cada cierto tiempo.
¿Tener un coche nuevo? Pff, ni pensarlo.

Hoy México está mejor, pero no es perfecto. Pero con casi nada de esfuerzo puedes comprar un coche nuevo, tu iPhone y demás lujillos, que como cualquier lujo son cosas innecesarias. Hoy, si tienes cierto capital o te reúnes con personas que lo tengan, puedes acceder a fondos perdidos del gobierno federal, dinero que no tienes que regresar, sólo tienes que demostrar que lo usaste para trabajar. Si eres becario de CONACyT, tienes un sueldo, bastante descente para una persona que todavía no ingresa formalmente a la fuerza laboral, si eres miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), tienes seguramente un sueldo, también bastante sustancioso. ¿Sabes que este tipo de privilegios se los debes a Carlos Salinas y a Ernesto Zedillo?, ojo, no soy PRIISTA.

Es sólo que las cosas no están tan mal como dicen, no podemos culpar al gobierno por todo lo malo que hay en nuestras vidas, las reglas están ahí y si las sigues te va bien, en México no tiene éxito la persona con más palancas, o dinero, o contactos, en México triunfa el terco, el que aguanta más fregadazos, esto es real, no es una idea. Por ejemplo, ¿sabías que por pagar tus impuestos a tiempo tienes derecho cada cierto tiempo a una Laptop nueva?, y hablamos de equipos de hasta 40mil pesos. Si vendes lo que sea y pagas impuestos, no tienes una Mac porque no quieres.

¿Una persona va a cambiar México?
Claro que no, es absurdo e infantil creer eso. Es como desear que tu novia no tenga contacto con hombres, para que no se fije más que en ti. Estos son ejemplos de pensamientos infantiles.
Piensa en esto un momento, es culpa del gobierno que:
1.     ¿Seas gordo?
2.     ¿Fumes?
3.     Que no tengas el trabajo de tus sueños o no hayas emprendido.
4.     Que repruebes la universidad.
5.     Que no hayas quedado en la universidad.
6.     Que no tengas el estilo de vida que deseas.

El gobierno te obliga a:
1.     ¿Poner música a todo volumen en la madrugada sin importarte si tus vecinos desean descansar o no?
2.     ¿El gobierno te obliga a que vivas pendiente del futbol?
3.     ¿El gobierno te impide leer?
4.     ¿Acaso el gobierno te persigue si publicas cosas negativas en las redes sociales sobre el mismo gobierno?
5.     ¿El gobierno te impide levantarte temprano para ir a conquistar el mundo?

El gobierno es perfectible y sí, es verdad, roba y a manos llenas, pero no seamos ingenuos, hoy roban unos, mañana robarán otros.

¿Qué es lo que está en juego?
Tu estabilidad financiera, si el sistema colapsa y la economía te asfixia y dejas de poder salir a cenar, comprar un celular nuevo, si tener unos jeans nuevos se vuelve un lujo, es porque votaste mal, no será culpa de los yanquis o del imperialismo gringo, ni la mafia del poder. Es culpa de un gobierno irresponsable y paternalista, gobiernos que en México ya hemos tenido.
Si quieres un país distinto, te prometo que para bien, no lo va a cambiar ningún gobernante, sólo nosotros lo vamos a cambiar, siendo mejores ciudadanos y punto.
Ojalá no te arrepientas de tu voto, nosotros también estamos hartos, pero trabajamos y procuramos ser mejores ciudadanos. Y si la cosa se pone fea, a diferencia de ti mi querido millenial que no tienes ni idea de cómo funciona el sistema, nosotros sí estamos hechos para aguantar chingadazos.

viernes, 13 de octubre de 2017

Black Mirror


Le dijo que el amor era un sentimiento contra natura, que condenaba a dos desconocidos a una dependencia mezquina e insalubre, tanto más efímera cuanto más intensa
Gabriel García Marquez
Del amor y otros demonios


Hace unos días descubrí una serie de Netflix intitulada Black Mirror, me encantó. Antes de hacer paréntesis en los paréntesis de los paréntesis, o como diría mi querido Chipotin, te haces bolas papá, hoy sí organicé mis ideas. Así que antes de entrar de lleno a la serie, quiero hablar un poco de esto y un poco de aquello.
Como lo he mencionado anteriormente, lo único que realmente nos diferencia de los animales es la capacidad que tenemos para generar ficción. De hecho, el doctor Jorge Volpi dijo alguna vez que el ser humano no debería llamarse Homo Sapiens, sino Homo Ficticius, coincido plenamente con él. Antes, acceder a ficción de calidad sólo era posible a través de la literatura y luego un poco en el cine. Pero las nuevas generaciones (a Dios gracias) de contadores de historias han volteado hacia las series de televisión, los comics y los videojuegos. Es así que Black Mirror raya en eso que los expertos llaman una obra maestra.

Un poco de historia. Mucho antes de la mal llamada Revolución Industrial, Charles Darwin estableció (después de montones de análisis) las características físicas que hacían atractivos a los hombres para las mujeres y al revés también. En el caso de los varones son espaldas anchas, piernas fuertes, mandíbulas cuadradas y antebrazos muy anchos, por aquello de que eso aseguraba que el hombre sería un excelente cazador y proveedor para la familia. Por su parte la mujer debería tener una cintura pequeña pero caderas anchas y un buen busto; es decir, grande y firme, lo cual aseguraba que iba a ser una excelente progenitora y aseguraría la supervivencia de los bebés. Con el paso de los siglos, el poder adquisitivo se volvió una característica más importante y, ya que las mujeres no son procreadoras, al menos ya no de tantos hijos, se dio paso a figuras más esbeltas que son consideradas atractivas. Antes de hacer este escrito y después de ver el episodio que quiero contar aquí, hice un estudio antropológico (mitad por curiosidad científica y mitad por masoquismo), dicho estudio fue relativamente simple, busqué en tres idiomas: francés, inglés y español, esto: ¿Cómo ser más atractivo(a) para ella(él)? Literalmente vi decenas de videos, admito que hubo cosas como la higiene bucal que me parecieron bastante lógicas, pero hubo otras que se me hicieron la verdad, bastante pendejas. De hecho, una de esas cosas tontas fue el factor común de todos los videos, si quieres ser más atractivo(a) tienes que demostrar en las redes sociales que eres popular, que tienes una gran vida social y conoces montones de personas (interesantes o pendejas, eso no importa). Mientras más demuestres en las redes sociales que tienes una gran vida social serás más atractivo(a) para él/ella. ¿Te suena familiar? Seguro que sí.
El episodio del que voy a hablar hoy se llama Nosevide. Cabe mencionar que cada episodio tiene un principio y un final, los episodios no están concatenados. En este episodio a manera de ficción, se narra un futuro; no muy lejano por cierto, en donde las personas valen según cuál es su calificación en una especie de Facebook, todos tienen un móvil en el que dicha red social siempre está activa, si dos personas se encuentran en vez de saludarse se envían una calificación mutuamente, la calificación va de 0 a 5 estrellas. Si llegan a comprar un café por ejemplo, le dan una calificación al cajero y el cajero les regresa una calificación también, todo de teléfono a teléfono. En ese mundo (no tan lejano) las personas ya no valen por lo que son, o por lo que tienen, o por lo que saben, o por lo que sea que nos haya hecho valiosos hasta hoy, en ese mundo ficticio (no tan lejano) la gente vale por su calificación en esa red social, de manera que la sociedad (al igual que hoy) se divide en clases, pero las clases van desde los 1 o menos hasta los 4.7, que es más o menos a lo que todos aspiran. De manera que por ejemplo un 3.2 no puede entrar a ciertos edificios y personas de 4.5 no se relacionan con los 3.9 y así sucesivamente. En esa nueva sociedad (no muy lejana) la gente se la pasa pegada todo el tiempo a su puto Smartphone de mierda, no pueden comer sin publicar su comida, inclusive, la protagonista fotografía comida que no se come o no le gusta, pero que es popular, va a correr para publicar que sale a correr, recoge recuerdos de la infancia que no le importan pero porque es cool. La gente viaja sólo para obtener una fotografía del viaje y publicarla, aunque el lugar al que va no le gusta, todo con tal de ganar puntos. Yo le llamo a eso “la comezón del famoso”. Este término lo acuñé al observar personas con las cuales conviví cierto tiempo, que se emocionaban cuando recibían un like en Facebook, que su rostro se iluminaba cada vez que recibían un comentario “lindo”, el 99.99% de las veces de gente irrelevante, de la cual no van a obtener nunca nada, al menos nada de valor y duradero. Lo peor, es que cada vez más lugares y aplicaciones piden que te registres utilizando la puta cuenta de Facebook, cuando digo ¡no uso Facebook!, o ¡no tengo Facebook! Me miran como si fuera un bicho raro. A diferencia de ustedes, yo soy, verdaderamente libre.

Nosevide no está a la vuelta de la esquina, ya existe.


PD: Nunca serás ni te verás como esas personas a las cuales te quieres parecer, es triste, lo sé.

lunes, 9 de octubre de 2017

Soy sólo un niño


Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Pablo Neruda

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.
Henry Van Dyke



Cuando era tan sólo un niño quería hacer muchas cosas: pilotear aviones, escribir cuentos y novelas, resolver sendos problemas matemáticos irresolubles para la mayoría, cocinar el mejor postre jamás inventado (u hornearlo), tocar rolas de Johann Sebastian Bach y de Tomasso Albinoni en la guitarra, correr hasta no poder más, darle mantenimiento a mi propio coche, viajar, reparar las goteras de la casa, leer tantos libros como fuera posible, inventar un invento genial (así con esas palabras), aprender tantas palabras que pudiera hablar sin que me entendieran, también quería tener un enorme bigote y si era posible una enorme barba. Recuerdo que mi padre escribía en una máquina de escribir, de esas verdes pesadas ruidosas, pero hermosas e imponentes. Me gustaba ver cómo se acomodaba los lentes para leer y escribir y yo me decía: Man, tienes que hacer eso un día. Quería conducir tantos vehículos como fuera posible: motocicletas, camionetas, coches grandes y pequeños y camiones, un enorme camión de carga. También quería tener una novia muy bonita. Quería aprender japonés, alemán, francés e italiano, no recuerdo que haya querido aprender a hablar inglés porque supongo que sin darme cuenta lo aprendí. En fin, quería contestar todas las dudas de todas las cosas que me causaran dudas, sí, así con esas palabras.
Hubo un tiempo que me perdí, pero cuando me encontré hice un gran descubrimiento: soy un niño de seis años. Mi cuerpo (hardware) evolucionó, pero mi programa informático (software) es el mismo. Hoy tengo seis años, vuelo en mi bicicleta, me aferro a un sartén y volteo en el aire la comida, mi guitarra me tolera sin importar nada y me encanta, entre Stockes y Riemann a veces no me dejan dormir y termino dormido en el suelo con las manos llenas del polvo de gis, mis manos se mueven veloces y con vida propia sobre el tablero de la computadora escribiendo historias de vidas que nunca voy a vivir, a veces, cuando nadie me ve, hago diseños y un par de ellos ya son máquinas que funcionan, mis ojos recorren línea tras línea, párrafos completos que me llevan de aquí para allá a vivir vidas increíbles de asesinos, detectives y conspiradores, de romances inteligentes y otros estúpidos, esos últimos los olvido pronto.
Todavía no piloteo un avión y no sé si algún día lo haga, pero es excitante (además de cansado) esperar un vuelo a las 5:30 de la mañana.
En el celuar he instalado un programa para aprender a hablar japonés, y es gratuito, hay días que no sé, siento que sigo siendo sólo un niño jugando; es verdad, ya tengo un PhD, se supone que ahora veo las cosas con madurez, se supone que debo ser serio y temerle a lo desconocido; sin embargo, tal vez sólo soy un niño atrapado en el cuerpo de un señor, jugando a que soy un adulto muy ocupado. Lo creo porque ah cómo me divierte vivir.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Salto cuántico


A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear
Marcel Proust


Es lunes seis de septiembre del 2027, voy camino de “la planta” hacia casa, tengo un casco negro, lo sé porque lo estoy viendo en el espejo, tengo una Bobber, se ve bastante nueva, no sé decir si es nueva o es porque yo cuido mucho mis cosas, mi primera iMac, la que compré en diciembre de 2009, todavía está en casa, bueno, en la casa en la que ahora vivo. ¿Por qué le llaman salto cuántico si no hay ningún salto? –Pensaba en todo el camino-- No entiendo por qué precisamente hoy estoy montado en esta motocicleta. Cuando tenía 35 o 36 años, no recuerdo, vendí mi motocicleta, mucha gente esperaba que cuando cumpliera 40 me compraría una Harley, por aquello de la crisis de la edad, si he de reconocerlo, no recuerdo haber tenido esa crisis, tampoco recuerdo haber sentido cosas que sienten los pubertos, la famosa crisis de la adolecencia. Tal vez cuando ocurrieron ambas yo estaba muy ocupado y las ignoré.
Pero aquí estoy, creo que esta es mi casa, bajo de la motocicleta y sí, es una Triumph, nunca he tenido una Harley, creo que es cliché. Veo varios coches y una enorme camioneta, supongo que la usamos para ir de Camping, ¿o la uso yo solo? No recuerdo, estoy hilvanando las ideas conforme observo la escena. Sí, esta es mi casa, me gusta el detalle de la puerta de madera. Hay un espejo grande, justo al entrar del lado derecho, si hay un espejo enorme debe haber una mujer cerca, ¿pero quién?, el espejo enmarca y cubre lo que al parecer son las escaleras, que inician a un lado del enorme espejo, me quito el casco y observo mis ojos, sí, sigo siendo yo, sonrío con la misma sonrisa retorcida, ahora volteo de nuevo a mi izquierda y veo una puerta, ¡por favor, que sea un perchero! –A huevo, sí es. Cuelgo mi chamarra negra que no tiene ninguna clase de inscripción, no hay calaveras ni letreros gigantes que insinúen que yo pertenezco a un club de motociclistas, claro, sería ridículo tan sólo pensarlo, siempre fui un forajido y lo seré hasta que muera, pero aún falta mucho para eso, si monto la moto lo hago yo solo, sin mostrar mi rostro, el papel de fantasma, creo que siempre lo voy a recordar, es parte de mi y es parte de lo que me hace ser yo.
Analicemos, hoy cumplo 51 años, el celular, sí, es momento de revisar el celular, esto me ayudará a recordar mejor esta pequeña laguna. Ya son las 5:10 de la tarde, no hay ruido en la casa, ¿sigo viviendo solo?, ¿por qué hay muebles?, ¿significa que alguien más vive aquí?, ¿sí es mi casa?, sigo a mi izquierda, luego a la derecha, esa es la cocina, ¿qué son esos cuartos?, con que esta es mi cocina, este de la foto soy yo, aquí hay una mujer, ¿me volví a casar? No lo sé todavía, ¿por qué no puedo ver esa cara?, ah, ahí está el patio, recorro la cortina de la puerta de vidrio y me dirijo al patio, ¡wow! Lo hice, tengo una alberca y las paredes del patio son de piedra, que vista tan chingona desde aquí. El celular empieza a vibrar, ah, sí, iba a revisar el celular, recuerdo a todos estos, a estos otros ahorita recuerdo quienes son. Me quito los tenis y los jeans, me quedo en calzoncillos y sin playera, ahora me recuesto en una silla del jardín y abro una agua mineral, seguramente la tomé de la cocina. Ahora me busco en Google, me reconozco.
Alguien entró en la cocina, me grita que no vaya, me preguntó si yo ya había llegado
--Pingüino, ¿eres tú? --¿Es esto una pesadilla?, instintivamente contesto que sí soy yo, me dice que no entre y que me tiene una sorpresa. Su voz no la termino de reconocer, me asomo por la ventana sin que me observe pero sólo puedo ver sus manos, está picando fruta.
Creo que esta parte sí la recuerdo, estábamos repasando un checklist, hacía un frío que dolía hasta la médula, yo traía guantes de invierno y ella me dijo pareces pingüino, ahí fue cuando supe reconocer la señal, antes de ese evento yo estaba convencido que el amor apesta, pero ella me hizo cambiar de opinión, ah, ya vi su nombre en el antebrazo izquierdo, bueno, más vale que sea el suyo si no qué vergüenza, pero sigo sin ver su cara. El celular suena de nuevo, es mi hijo Abraham, ya vuelvo, le contesto y regreso con ustedes lectores.
Estoy riendo, ¿en qué momento se le hizo la voz tan grave a mi pequeño Chipotin? Aún recuerdo cuando veíamos la Bella y la Bestia los domingos, o cuando íbamos a Cuck n Chesse, o cuando corríamos en el parque. Abraham es cómo imaginé que sería.
Ah sí, les decía, ella me dijo pingüino, creo que así empezó todo. Tengo más tatuajes de los que pensé que iba a tener, sé que es mi cuerpo porque estoy metido en él, pero casi no lo reconozco.

Feliz cumpleaños papá, pero qué demonios, ¿otra vez soy papá?, ¿de una niña?, ¿de dos niñas?
Esto debe ser una broma, me traen un plato de fruta, ándale canija, ya te vi la cara, pues sí, las wercas se parecen a ella, ¡qué bueno!
No tengo claro por qué un plato de fruta en vez de pastel, si les pregunto van a sospechar que estoy loco. He visto todo, me veo como me imaginé que me iba a ver hace diez años, sigo escribiendo y de alguna forma logré resolver todo para tener mayor tiempo para escribir y estar en casa.
--Muñecota, ¿por qué me dijiste pingüino?
--¿Ya lo olvidaste?, fue cuando
--¿Cuándo qué?
--Cuando…
Lo siento estimados lectores, creo que está parte genera interferencia al reproducirla.
--¿Recuerdas que frunciste el ceño? No te gustó que te dijera así.
--Teorías de conspiración supongo, paranoia, qué se yo. Tal vez me recordó algo que no quería recordar.
--Dijiste que era un Deja Vu.
--¿Por qué mi moto tiene estas letras? PNG—Ella tomó una servilleta y me escribió esto: PNG=Pingüino.
--¿Te dije que odiaba ese mote?
--Sí, y yo te dije que yo estaba aquí para que ya no lo odiaras.—Contestó ella muy segura de si misma. En este momento creo que la conocí cuando la debería de haber conocido, cuando yo no necesitaba nada, cuando no tenía heridas de ningún tipo.

Es muy extraña la vida, mi nombre es Francisco, a veces sigo sintiendo que vivo en un sueño, mi nombre es Francisco, hoy cumplo 51 años, aún tengo mi cabello y mis dientes, más tatuajes de los que pensé que tendría, en la barba tengo una raya de canas demasiado blancas pero muy rectas, tengo todo lo que un hombre puede desear y sigo sintiendo que esto que vivo es un sueño, lo que yo he deseado y lo que he temido me ha pasado, esperen, me está llegando un aviso de mi agenda de Google, el mensaje dice:

Hola, soy tú, hace 12 años renunciaste al miedo.
No tenemos miedo.

Ya me voy, disfrutaré de mi cumpleaños 51 con las personas más importantes del mundo, Abraham viene para acá, mañana voy a escribir cómo seré a los 61 años, algo me dice que tendré look de Steve Morse…del Steve Morse de hace 10 años. Así será, me vale madre...



Millenials y elecciones 2018

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